El impactador que mató a los dinosaurios probablemente era un asteroide raro de más allá de Júpiter
Los minerales que quedaron cuando se creó el cráter de Chicxulub, que puso fin a la era cretácica y al reinado de los dinosaurios, indican que se trataba de un asteroide, no de un cometa. Sin embargo, el mismo análisis indica que provino del Sistema Solar exterior, en lugar del cinturón principal de asteroides, un conocimiento que resulta útil, aunque desalentador, para intentar prevenir el próximo evento de este tipo.
Cuando aparecieron las primeras pruebas de que la desaparición de los dinosaurios no aviares se debió a un impacto desde el espacio, nadie sabía qué tipo de objeto era el responsable. Mucha gente se refería a él como un cometa, tal vez porque les resulta más familiar. Esta sospecha se vio reforzada por las observaciones del cometa Shoemaker-Levy 9 al estrellarse contra Júpiter y las películas Impacto profundo y No mires hacia arriba.
Por otra parte, los impactos de cometas son difíciles de predecir con más de unos pocos meses de antelación. Es mucho más fácil prepararse para el impacto de un asteroide que se desplaza por el interior del Sistema Solar, por lo que la NASA dio el primer paso poniendo a prueba nuestra capacidad para mover a Dimorphos, con gran éxito. Saber en qué categoría se encuentra el exterminador de dinosaurios podría ayudarnos a prepararnos para peligros futuros, al menos un poco.
Para contribuir a este objetivo, el Dr. Mario Fischer-Gödde, de la Universidad de Colonia, y sus colegas investigaron las proporciones isotópicas de las muestras de rutenio depositadas por el objeto. El rutenio es uno de los metales que son raros en la corteza terrestre, ya que ha sido capturado principalmente por el núcleo, pero es relativamente abundante en las rocas espaciales. La concentración de estos metales en el límite entre las rocas depositadas en los períodos Cretácico y Paleógeno es lo que alertó a los científicos sobre la posibilidad de un impacto antes de que se encontrara el cráter de Chicxulub.
El rutenio tiene una cantidad inusualmente alta de siete isótopos estables, lo que ofrece muchas oportunidades para que su abundancia relativa varíe. Fischer-Gödde y sus coautores informan que las proporciones de cinco de estos isótopos son consistentes en el límite Cretácico-Paleógeno en cinco sitios en toda Europa dentro de las incertidumbres de medición.
Para comparar, los autores analizaron las proporciones de los meteoritos y el rutenio liberados cuando se produjeron otros cinco grandes cráteres durante los últimos 541 millones de años. También se compararon las proporciones de isótopos de rutenio liberado por volcanes y de impactos de hace entre 3.200 y 3.500 millones de años.
En base a esto, los autores concluyen que el dinosaurio asesino era un asteroide de tipo C, el tipo que produce meteoritos de condrita carbonácea, un tipo raro que se sabe que contiene las moléculas necesarias para construir vida.
Los asteroides de tipo C se formaron en el Sistema Solar exterior, más allá de la órbita de Júpiter. Aunque los cometas también se originan a esas distancias, los meteoritos que producen, conocidos como condritas CI, tienen proporciones de rutenio muy diferentes.
Durante la Era Arcaica, los asteroides de tipo C eran los que había que vigilar, siempre y cuando hubiera habido algo más que organismos unicelulares para vigilar. Por otro lado, los otros cinco impactos investigados de la era de los animales parecen haber sido asteroides de tipo S, por lo que probablemente sean la amenaza más probable.
Un asteroide de tipo C podría ser lanzado a una órbita alrededor del Sistema Solar interior que pase muchas veces por la Tierra, lo que nos daría oportunidades de detectarlo y, posteriormente, desviarlo. Sin embargo, también existe un gran peligro de que venga desde una distancia en la que es poco probable que lo detectemos y nos golpee con solo meses o algunos años de anticipación.
Por otra parte, es mucho más probable que los asteroides de tipo S nos den muchas oportunidades de tomar medidas evasivas. Por lo tanto, es alentador que la mayoría de los grandes impactos, una vez que el Sistema Solar se calmó, hayan provenido de estos.
Un estudio reciente propuso que el impacto más probable era de un cometa, pero esto se basó más en modelos que en evidencias concretas. Los cometas también tendrían una alta probabilidad de impacto directo, en lugar de uno precedido por miles de vueltas alrededor del Sistema Solar interior. Por otro lado, al menos los gases liberados cuando uno se acerca al Sol podrían ayudarnos a detectarlo un poco antes.
El estudio se publica en Science.