Los centros galácticos podrían experimentar un atasco de agujeros negros
En el centro de casi todas las galaxias hay un agujero negro supermasivo. La mayoría de estos enormes objetos viven una existencia tranquila, pero ocasionalmente se vuelven activos, con un disco de acreción que los rodea y los alimenta. Dentro de ese disco, agujeros negros mucho más pequeños pueden interactuar e incluso terminar en atascos.
Un nuevo trabajo tiene como objetivo comprender el entorno dentro de estos discos de acreción y cómo podrían favorecer o no las colisiones entre agujeros negros de tamaño estelar. El gas en los discos y estos agujeros negros interactúan de maneras intrigantes que hacen que esos objetos extremadamente densos migren hacia zonas particulares.
Los investigadores llaman a estas intersecciones «trampas de migración». Ahí es donde se producen los atascos de tráfico de los agujeros negros. A medida que aumenta la población de agujeros negros estelares en esas regiones, también aumenta la posibilidad de colisiones. Pero esas trampas son bastante susceptibles a las propiedades del agujero negro supermasivo, y parece poco probable que los agujeros negros más activos tengan esas trampas.
«Observamos cuántas y dónde tendríamos estas intersecciones concurridas. Los efectos térmicos desempeñan un papel crucial en este proceso, influyendo en la ubicación y la estabilidad de las trampas migratorias», dijo en un comunicado el autor principal, el Dr. Evgeni Grishin, de la Universidad de Monash. «Una implicación es que no vemos trampas de migración en galaxias activas con gran luminosidad».
Los agujeros negros supermasivos y sus discos de acreción son un foco importante de la astrofísica. A menudo son tan brillantes que igualan la luminosidad de su galaxia anfitriona, lo que les ha valido el nombre de núcleos galácticos activos (AGN). Pero no sólo son brillantes: influyen en la evolución de sus galaxias. Por lo tanto, comprender las complejidades de sus estructuras ayuda a comprender cómo podrían tener un impacto más allá.
No se trata sólo de los grandes agujeros negros. Los pequeños también importan. La astronomía de ondas gravitacionales es actualmente sensible a la colisión de las de tamaño estelar, y descubrir entornos donde esto puede ocurrir con más frecuencia es increíblemente emocionante. Aun así, queda más trabajo por hacer.
«A pesar de estos importantes hallazgos, aún se desconoce gran parte de la física de los agujeros negros y sus entornos circundantes», continuó el Dr. Grishin. “Estamos entusiasmados con los resultados y ahora estamos un paso más cerca de descubrir dónde y cómo se fusionan los agujeros negros en los núcleos galácticos. El futuro de la astronomía de ondas gravitacionales y la investigación de núcleos galácticos activos es excepcionalmente prometedor”.
El trabajo se publica en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.