Civilizaciones Antiguas

Hace unos 4.200 años, los humanos comenzaron a difundir caballos domésticos por toda Eurasia

Hace unos 4.200 años, en el tercer milenio a. C., los humanos de las estepas rusas occidentales iniciaron una nueva era en la historia de la humanidad al entrelazar sus vidas con otra especie animal. Investigaciones recientes han sostenido que, en esa época, el número de caballos domesticados criados por humanos se expandió rápidamente, lo que introdujo cambios sin precedentes. Los caballos no solo aceleraron las comunicaciones y el comercio a través de las redes euroasiáticas, sino que también catalizaron los intercambios y las interacciones entre culturas diversas y distantes.

En la actualidad, todos los caballos domésticos del mundo, ya sean majestuosos caballos de tiro, trotadores de un club poni local o campeones mundiales de carreras o saltos, proceden del mismo lugar de la región esteparia rusa. Este hecho se conoce desde hace mucho tiempo, pero los científicos no están tan seguros de la cronología exacta de cuándo se domesticaron los caballos por primera vez y luego fueron utilizados por los humanos.

En este estudio reciente, un equipo internacional de investigadores coordinado por Ludovic Orlando, director del Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse (CAGT, CNRS/Université Paul Sabatier), evaluó 475 genomas de caballos antiguos para rastrear cuándo los animales fueron modificados por los humanos. Lo hicieron reuniendo restos arqueológicos de caballos en todo el continente euroasiático.

Luego combinaron la datación por radiocarbono con la secuenciación del ADN para crear una serie temporal completa del genoma, que básicamente ofrece una imagen detallada de las transformaciones genéticas que han experimentado los caballos y su relación con el surgimiento de la equitación.

“Empecé a trabajar con caballos hace aproximadamente una década”, explicó en un comunicado el primer autor Pablo Librado, científico titular del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (IBE).

“En aquel momento, solo teníamos un puñado de genomas antiguos. Con este nuevo trabajo, ahora tenemos varios cientos. Era particularmente importante obtener información sobre Europa central, los Cárpatos y las cuencas de Transilvania, ya que esta área era central para los debates en curso sobre la equitación como motor de las migraciones masivas desde las estepas hace unos 5000 años, y posiblemente antes”.

Librado y sus colegas buscaron en sus datos indicios de tres indicadores de la cría de caballos. En primer lugar, rastrearon cuándo los progenitores de los caballos domésticos modernos comenzaron a extenderse más allá de su tierra natal de domesticación. En segundo lugar, intentaron datar con precisión los primeros indicios de cría y producción a gran escala de caballos. Lo hicieron reconstruyendo la demografía de los caballos a lo largo del tercer milenio a. C.

Finalmente, el equipo identificó señales de un cambio significativo en el ciclo reproductivo del caballo, que es básicamente una “huella dactilar” de la manipulación deliberada de los animales por parte de los primeros criadores.

La convergencia de todos estos factores ofrece pruebas convincentes de que, hace unos 4.200 años, se empezó a producir caballos domésticos en cantidades significativamente grandes para satisfacer la creciente demanda en todo el continente. Las pruebas sugieren que esto solo pudo haber sucedido en ese momento, y no antes.

Esto significa que la fecha de hace unos 4.200 años marca el inicio de la movilidad a caballo tal como la conocemos hoy, algo que persistió como la forma más rápida de transporte terrestre hasta el siglo XX.

“Una pregunta que me intrigó durante años tiene que ver con la escala de la producción”, explicó Orlando.

«[H]¿Cómo se pudo criar de repente una cantidad tan importante de caballos a partir de un área de domesticación relativamente pequeña para satisfacer la creciente demanda mundial a finales del segundo milenio a. C.? Ahora tenemos una respuesta. Los criadores controlaron la reproducción del animal tan bien que casi redujeron a la mitad el intervalo de tiempo entre dos generaciones. En pocas palabras, pudieron acelerar el proceso de crianza, duplicando efectivamente su tasa de producción.

Para llevar a cabo esta novedosa investigación, el equipo tuvo que desarrollar una nueva forma de medir los tiempos generacionales, que utilizara todo el potencial de las series temporales del genoma antiguo.

A medida que evolucionan los genomas, acumulan mutaciones y luego se recombinan en cada generación. La cantidad de mutaciones que presentan y los cruces de ADN que han experimentado pueden indicar la cantidad de generaciones que las han llevado a ellas. Si combinamos esta información con la que se obtiene mediante la datación por radiocarbono, tendremos una forma de calcular los años calendario.

La investigación demostró que en los dos últimos siglos se acumularon más generaciones, lo que coincide con el surgimiento de muchas líneas de sangre modernas creadas mediante una crianza selectiva intensiva. De manera similar, el reloj generacional parece haber avanzado más rápido hace unos 4.200 años, cuando comenzó la producción en masa y la expansión geográfica de los caballos domésticos.

“Nuestra metodología para medir los cambios temporales en los tiempos generacionales tiene un gran potencial. Dota a las herramientas arqueozoológicas de una nueva forma de monitorear el desarrollo de la reproducción controlada en varias especies domésticas más allá de los caballos”, agregó Librado.

“Pero también puede ayudar a dilucidar el intervalo generacional en nuestros ancestros cazadores-recolectores y cómo estos intervalos evolucionaron junto con cambios en el estilo de vida o cambios climáticos significativos”.

El estudio se publica en Nature.

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