Comprenda por qué la tormenta solar (10) del viernes fue tan fuerte
El viernes (10), la Tierra experimentó la mayor tormenta solar registrada desde 2003, alcanzando la calificación más alta en la escala (G5) y produciendo increíbles auroras boreales y australes en todo el planeta. Pero ¿qué hizo que esta tormenta fuera tan poderosa?
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A medida que el Sol se acerca al máximo solar, su actividad magnética aumenta, lo que provoca llamaradas más intensas en sus manchas solares. La intensidad de estas explosiones se mide en niveles de rayos X y se clasifican en:
- Clase A: menor intensidad
- Clase B: baja intensidad
- Clase C: pequeña
- Clase M: promedios
- Clase X: fuerte
Las explosiones más fuertes provocan interferencias en las señales de radio de la Tierra en cuestión de minutos, más precisamente en ocho minutos, ya que los rayos X viajan a la velocidad de la luz y el Sol está a ocho minutos luz de nosotros.
Pero, además, las explosiones pueden provocar algo llamado eyección de masa coronal (CME), que es cuando la energía liberada por el evento logra expulsar una inmensa cantidad de plasma de la corona solar (la capa atmosférica más externa del Sol).
Esta es la hipótesis más aceptada para la formación de una CME, pero los científicos todavía están estudiando incansablemente para confirmar esta correlación o determinar si existen otros mecanismos que puedan causar una CME.
Cuando esto sucede, se separan alrededor de mil millones de toneladas (o más) de plasma, es decir, protones y electrones. Son partículas cargadas eléctricamente que viajan a gran velocidad hacia los planetas del Sistema Solar, llevando consigo un campo magnético incorporado.
Al igual que las explosiones, las CME se clasifican en niveles de energía, en una escala de L1 a L5. En otras palabras, pueden ocurrir en diferentes intensidades, desde leves hasta extremas. Para analizar el impacto potencial de una CME en la Tierra, los científicos miden principalmente su tamaño, velocidad y dirección.
- Velocidad: Las CME pueden viajar desde 250 km/s, tardando días en llegar a la Tierra, hasta cerca de 3.000 km/s, llegando a nuestro planeta en sólo 15-18 horas.
- Tamaño: Las CME aumentan de tamaño a medida que se propagan hacia el espacio, alcanzando ¼ de Unidad Astronómica (Unidad Astronómica = distancia entre el Sol y la Tierra) de longitud al llegar a la Tierra.
- Dirección: las eyecciones de masa coronal pueden no venir hacia nosotros o simplemente “rozar” la Tierra, pero también pueden impactar el planeta directamente.
Con estos parámetros, es posible crear modelos de una CME tan pronto como sea detectada por naves espaciales de la NASA (como SOHO y STEREO-A). La detección se produce momentos después de que la nube de plasma se acelera fuera de la corona solar.
Así, los modelos ayudan a predecir si la CME detectada llegará o no a la Tierra, así como la potencia del impacto. Cuando el plasma llegue al planeta, gran parte será desviado por el campo magnético de nuestro planeta, pero una parte puede penetrar nuestra atmósfera, principalmente en los polos norte y sur.
¿Qué hace que una tormenta solar sea fuerte?
Todas las características enumeradas anteriormente son importantes para determinar si una tormenta solar (o tormenta geomagnética, en terminología más técnica) será fuerte o no, pero hay varios factores que pueden influir en aspectos como el tamaño y la velocidad de la CME.
En el caso de la tormenta del fin de semana, el motivo fue el número de CME producidas en secuencia: hubo seis CME lanzadas hacia la Tierra por el punto AR3664, todas en un intervalo de sólo tres días (vídeo a continuación). Esto resultó en una CME caníbal.
Las eyecciones coronales caníbales se producen cuando una CME más rápida devora a una más lenta que se produjo antes y, por tanto, se encuentra delante de ella. Esto aumenta la cantidad de partículas cargadas y la velocidad total del evento.
Cuando hay varias CME canibalizándose entre sí, es difícil entender exactamente qué está sucediendo porque el evento se vuelve mucho más complejo. Cada CME tiene su propio campo magnético incorporado, su velocidad y tamaño, pero todo cambia después de la canibalización.
Es difícil, si no imposible, decir si veremos otra tormenta solar como la del fin de semana pasado, especialmente con tantas auroras boreales en regiones donde normalmente no ocurren.
Generalmente, las tormentas geomagnéticas G5 ocurren unas cuantas veces por ciclo solar de 11 años. Por ejemplo, el ciclo 23 (entre 1996 y 2008) tuvo dos episodios importantes: el evento del Día de la Bastilla y la tormenta solar de Halloween, ambos clasificados como G5.
Los científicos aún no saben si el Sol ya se encuentra en su máxima actividad (máximo solar) en el ciclo actual (25), pero es posible que la respuesta sea sí. En cualquier caso, este ciclo ya es mucho más intenso que el anterior (24) y puede producir otros acontecimientos potentes.