Anomalía de Intelsat 33e: el satélite perdido en órbita provoca una perturbación generalizada

Un satélite de comunicaciones se perdió en la órbita geoestacionaria de la Tierra y se rompió en varios pedazos después de que ocurriera una “anomalía” durante el fin de semana.
Se informó que Intelsat 33e, también conocido como IS-33e, estuvo fuera de servicio el sábado 19 de octubre, lo que provocó una pérdida de energía y servicio para clientes en Europa, África y partes de la región de Asia y el Pacífico. El 21 de octubre se confirmó que el satélite se había desintegrado en la órbita geoestacionaria, que se encuentra a una altitud de 35.786 kilómetros (22.236 millas) sobre el ecuador de la Tierra.
“Estamos coordinando con el fabricante del satélite, Boeing, y agencias gubernamentales para analizar datos y observaciones. Se ha convocado una Junta de Revisión de Fallas para completar un análisis exhaustivo de la causa de la anomalía”, dijo Intelsat en un anuncio sobre la pérdida del satélite.
Douglas Hendrix, director ejecutivo de ExoAnalytic Solutions, dijo a SpaceNews que su empresa había identificado al menos 57 restos del satélite.
Lanzado en 2016, Intelsat 33e era un satélite geoestacionario de 6.600 kilogramos (14.600 libras) que se utilizaba para telecomunicaciones, principalmente para dar servicio en las regiones de Europa, Medio Oriente, África, Asia Pacífico, Mediterráneo y Océano Índico.
Aún no está claro qué causó la desintegración de Intelsat 33e, aunque tal evento no tiene precedentes. Los satélites se han perdido anteriormente debido a colisiones accidentales y tormentas solares geomagnéticas que «agotan» sus sistemas electrónicos. Algunos satélites incluso han sido destruidos activamente utilizando armas.
Un artículo publicado en The Conversation señala que Intelsat 33e ha tenido un historial de dificultades técnicas a lo largo de sus ocho años de servicio, incluidos varios problemas con su propulsión. Otro satélite del mismo modelo, Intelsat IS-29e, también falló en 2019.
Mientras se investiga la pérdida, la desintegración de Intelsat 33e interviene en el problema mucho más amplio de la basura espacial.
El número de satélites en órbita se ha disparado (nunca mejor dicho) en los últimos años. A mediados de 2024, hay más de 8.000 satélites en órbita terrestre baja, de los cuales alrededor de 6.050 pertenecen a la mega constelación Starlink de SpaceX. La compañía de Elon Musk tiene planes inmediatos de duplicar ese número para llegar a casi 12.000 satélites, y eventualmente expandirse hasta 34.400 satélites.
Con cada satélite, existe un mayor riesgo de basura espacial, que son principalmente desechos del material de lanzamiento de cohetes y satélites en desuso.
Según la ESA, se estima que más de 170 millones de trozos de basura espacial de más de 1 milímetro (0,04 pulgadas) de tamaño están atrapados en la órbita de la Tierra, principalmente trozos que son demasiado pequeños para rastrearlos. Es probable que haya más de 29.000 fragmentos de escombros de más de 10 centímetros (3,9 pulgadas), lo suficientemente grandes como para causar graves problemas a los satélites y las naves espaciales.