Ciencia

Fuegos artificiales cósmicos y encuentros cercanos entre los finalistas espectaculares del premio Fotógrafo Astronómico del Año

El 12 de septiembre, el Real Observatorio de Greenwich anunciará las fotografías ganadoras del concurso Fotógrafo Astronómico del Año. Pero antes del anuncio, el equipo ha compartido con nosotros una lista de algunas de las fotografías más evocadoras entre las presentadas.

La selección no fue fácil: hubo más de 3.500 participantes, tanto aficionados como profesionales, de 58 países de todo el mundo. El concurso se lleva a cabo desde hace 16 años y premia a tres personas (un ganador, un finalista y un premio de honor) por cada una de las nueve categorías principales y dos premios especiales. Además, habrá un ganador general que se llevará a casa un premio de 10.000 libras esterlinas.

Las categorías son personas y espacio; paisajes celestes; auroras; nuestro Sol; nuestra Luna; planetas, cometas y asteroides; estrellas y nebulosas; galaxias; y un premio para personas de 16 años o menos. Los premios especiales son el Premio Sir Patrick Moore al Mejor Artista Revelación y el Premio Annie Maunder a la Innovación en Imágenes. Este último se otorga a las imágenes mejor procesadas a partir de datos de código abierto de telescopios establecidos.

El concurso está organizado por el Royal Observatory Greenwich, junto con Liberty Specialty Markets y BBC Sky at Night Magazine. A continuación, se muestran algunas de nuestras propuestas favoritas de la lista de finalistas, con subtítulos proporcionados por el Royal Observatory Greenwich

Paisajes del cielo

Fuegos artificiales cósmicos: la lluvia de meteoros Gemínidas. Esta fotografía de la lluvia de meteoros Gemínidas se tomó en condiciones perfectas en La Palma. Durante el pico de la noche, Sahner pudo detectar fácilmente dos o tres o más meteoros por minuto dentro del campo de visión. La panorámica muestra toda la Vía Láctea invernal tal como se ve desde La Palma en color natural RGB con detalles adicionales en H-alfa.

Crédito de la imagen: © Jakob Sahner

El arco de la Vía Láctea se extiende sobre las montañas de Nueva Zelanda. Entre las montañas y la galaxia, un resplandor anaranjado indica la presencia de la aurora. Al costado de la imagen se ve la gran nube de Magallanes.

El toque auroral: el encuentro cercano con la Vía Láctea. Esta imagen fue tomada en Castle Hill, Nueva Zelanda, mirando hacia el sur mientras la Vía Láctea se ponía. A mitad de la noche, Hall-Fernandez notó un brillo tenue que se hacía más fuerte, aunque no esperaba ver la aurora austral. Como la aurora estaba muy lejos, solo se veían los rojos profundos.

Crédito de la imagen: © Chester Hall-Fernandez

Galaxias

Una nebulosa en primer plano que parece un gusano que abre su boca y revela un brillo rojo en el interior, justo delante de su boca, una galaxia que en realidad está a millones de años luz de distancia.

El Devorador de Galaxias – CG4 (Glóbulo Cometario 4) es un complejo de nebulosidad y polvo con una forma muy peculiar, ubicado en la constelación austral de Puppis. La ‘cabeza’ del gusano galáctico tiene dimensiones de alrededor de 1,5 años luz. Esta imagen es el resultado del trabajo de un equipo de astrofotógrafos: unieron fuerzas para alquilar el poderoso telescopio Newtoniano de 500 mm del servicio Chilescope, procesar los archivos raw y luego votaron las mejores imágenes.

Crédito de la imagen: © ShaRa

Auroras

En la imagen se ven arcos de piedra. Arriba, en el cielo, una aurora verde brillante en forma de dragón con alas escocesas.

Dragón Ártico: Esta impresionante aurora, que parece tener la forma de un dragón, fue el resultado de una tormenta geomagnética (nivel G2) generada por una eyección de masa coronal. La fotografía fue captada en el Arctic Henge, que era uno de los únicos lugares de Islandia con cielos despejados esa noche.

Crédito de la imagen: © Carina Letelier Baeza

Un monte lejano y encima auroras de múltiples colores. El fotógrafo se sitúa a la izquierda de la fotografía y delante hay un pequeño lago.

Una noche con las valquirias: vista del monte Eystrahorn en la noche de una tormenta KP7 (una fuerte tormenta geomagnética que puede provocar auroras y alterar los sistemas de energía eléctrica). La intensidad de la tormenta dio lugar a la impresionante gama de colores del cielo.

Crédito de la imagen: © Jose Miguel Picon Chimelis

Nuestro Sol

Se ve el limbo del sol con la erupción saliendo de él.

Pulsación solar: esta imagen capta una mancha solar en erupción en el borde del Sol, donde se expulsa material de un volcán activo. Se utilizaron filtros dobles para mejorar el contraste y el efecto estereoscópico.

Crédito de la imagen: © Wenlian Li

Siete exposiciones del Sol alrededor de la totalidad con el sol del eclipse en el medio y el instante en que se acerca y se aleja la totalidad, abajo y arriba creando como un efecto de eco o paréntesis.

Eclipse solar total: Gwenaël Blanck viajó a Australia en abril de 2023 para ver el eclipse solar total de 62 segundos de duración. En este collage muestra la corona y la cromosfera rosa, las prominencias y las perlas de Baily, rendijas de luz solar que brillan gracias al accidentado paisaje de la Luna. La imagen está formada por siete fotografías superpuestas, una sobreexpuesta para el fondo y otras seis para la cromosfera y las prominencias.

Crédito de la imagen: © Gwenaël Blanck

Se ve una colorida estructura circular entre las nubes que rodean al sol. Debajo, los picos nevados del Himalaya.

La paleta de colores del Himalaya: durante el Festival de Primavera, el Sol y las nubes altoestratos actuaron en conjunto para crear esta enorme corona que se eleva sobre el Himalaya. El resultado es una enorme paleta de colores sobre los picos nevados.

Crédito de la imagen: © Geshuang Chen

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