Los europeos del Neolítico caminaban con agujeros de 5,5 centímetros en el cráneo
La vida en la Edad de Piedra ya era bastante dura sin un montón de fantasmas rondando dentro de tu cráneo y jugando con tu cerebro. Afortunadamente, los neurocirujanos de la antigüedad tenían una cura para las cabezas embrujadas, dejando a miles de pacientes con enormes agujeros de salida, algunos de hasta 10 centímetros (3,9 pulgadas) de ancho, perforados en sus cabezas.
La trepanación, una técnica que consiste en perforar un agujero en el cráneo, era un procedimiento quirúrgico común en la prehistoria, del que se han descubierto ejemplos en yacimientos arqueológicos de todo el mundo. Tras analizar las cavidades de 41 cráneos neolíticos de Francia, los autores de un nuevo estudio han arrojado nueva luz sobre la naturaleza de este procedimiento rudimentario, revelando lo invasivo y poco sutil que era en realidad.
Los cráneos examinados por los investigadores, que se encuentran en el Museo del Hombre de París, tienen entre 8.000 y 4.000 años de antigüedad y se encuentran entre los 159 de la colección que muestran signos de haber sido trepanados. Utilizando un calibrador digital, los autores del estudio midieron el ancho de estas aberturas quirúrgicas y descubrieron que la trepanación media oscilaba entre 2,95 y 5,43 centímetros de ancho (1,16 a 2,14 pulgadas).
Sin embargo, aunque incluso el extremo inferior de este rango puede parecer una perforación inaceptablemente grande en el cráneo, los investigadores informan que algunos de los agujeros superaban los 10 centímetros (3,9 pulgadas) de ancho. Y, sin embargo, a pesar de los inconvenientes obvios asociados con un cráneo roto, la mayoría de las trepanaciones antiguas en todo el mundo muestran signos de curación, lo que sugiere que la mayoría de los pacientes realmente sobrevivieron durante algún tiempo después de la cirugía.
“La alta tasa de supervivencia, a pesar del peligro de edema cerebral, infección, hemorragia y shock, es una clara indicación del alto nivel de habilidad y experiencia de estos primeros cirujanos que realizaban la trepanación”, escriben los autores del estudio. Se ha sugerido, por ejemplo, que los médicos neolíticos podrían haber esterilizado sus herramientas de piedra antes de excavar en los cráneos de los pacientes, mientras que es posible que se hayan utilizado plantas con propiedades analgésicas o antibióticas naturales para ayudar a los trepanados a superar su calvario.
No está claro por qué la trepanación era tan popular en la prehistoria, aunque algunos investigadores creen que el procedimiento puede haberse realizado para aliviar la presión intracraneal causada por una lesión o patología, como, de hecho, todavía se hace hoy en día en casos excepcionales. Por otro lado, el legendario neurólogo y antropólogo del siglo XIX Paul Broca especuló que la práctica puede haber estado relacionada con la creencia de que las convulsiones eran causadas por demonios que necesitaban ser liberados abriendo agujeros en el cráneo.
Sea cual fuere el motivo por el que los médicos de la Edad de Piedra pudieron extraer trozos de las cabezas de sus pacientes, la trepanación representa un fascinante paso experimental en el camino de la humanidad hacia la competencia quirúrgica. Por ello, los autores del estudio afirman que sus nuevos conocimientos son «muy importantes para intentar comprender el origen de la neurocirugía actual rastreando sus primeros pasos».
El estudio se publica en la revista World Neurosurgery.