A más de 70 años del misterio del Star Dust
El misterio del Star Dust hasta generó tensión diplomática entre la Argentina y Gran Bretaña.
El 2 de agosto de 1947, el vuelo CS59 de British South American Airways (un Avro Lancastrian con seis pasajeros y cinco tripulantes), le anunció a la torre de control del aeródromo Los Cerrillos de Santiago, en Chile, que estimaba llegar a esa capital en cuatro minutos. Así comenzó el misterio del Star Dust.
El avión, con seis pasajeros y cinco tripulantes, bautizado como Star Dust, había partido desde Morón a las 17.45. El capitán del vuelo era el experimentado piloto británico Reginald James Cook.
Los pasajeros eran los británicos Paul Simpson, Peter Young y Erik Gooderham, el suizo Harold Pagh, el palestino W. Atallah y la alemana Martha Linbert.
Las búsquedas de aviones chilenos y argentinos comenzaron de manera inmediata, pero no hubo forma de encontrar los restos del avión.
Simpson, uno de los pasajeros, era un diplomático británico y supuestamente transportaba documentos secretos, por lo que se generó cierta tensión entre la Argentina y Gran Bretaña y hubo rumores de un posible sabotaje.
Pero lo que más sorprendió fue la última comunicación hecha desde el Star Dust en código morse. Se informó: «ETA (tiempo estimado de llegada) Santiago 17.45 STENDEC». La misteriosa palabra, nunca explicada, disparó distintas teorías que vincularon la desaparición del avión con los extraterrestres.
De hecho esa palabra dio lugar al nacimiento de una revista española especializada en ovnis y el mundo paranormal. La publicación se llamó Stendek.
Pero en 1998, en una expedición en el cerro Tupungato, el andinista tandilense Pablo Reguera dijo haber encontrado restos de un accidente aéreo.
Tras esa información, en 1999 se organizó una expedición para encontrar el avión, pero un temporal les impidió llegar al lugar señalado.
En enero de 2000, restos humanos y fragmentos de la aeronave fueron finalmente encontrados en la frontera entre Chile y Argentina.