Ufología

James Webb detecta misteriosos puntos rojos en el universo antiguo

Mientras estudiaba el espacio, el Telescopio James Webb ha detectado innumerables puntos rojos misteriosos que parecen un grupo de galaxias nunca antes registradas, visibles desde hace apenas mil millones de años en la historia cósmica. Lo más interesante es que sus características sugieren que se trata de galaxias masivas o más modestas con agujeros negros supermasivos.

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Estas galaxias se denominaron pequeños puntos rojos. Cualquiera que sea el tamaño de estas galaxias, lo cierto es que un típico “punto rojo” es una galaxia pequeña, con un radio equivalente a sólo el 2% del de la Vía Láctea.

Estas galaxias lejanas del cosmos son analizadas a través de la luz que reciben los telescopios, la cual nos dice algunos datos sobre ellas, como la cantidad de estrellas que tienen. Así, los astrónomos pueden determinar si tienen varias estrellas, si hay un agujero negro en su interior, entre otros.

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A veces la luz se recibe en longitudes de onda que van desde la radio hasta los rayos X y los rayos gamma. Curiosamente, las galaxias Red Dot “cambian” dependiendo de la radiación utilizada para estudiarlas: parecen ser objetos astrofísicos diferentes según se analizan en rayos X, líneas de emisión, entre otros.

Esto llevó a los astrónomos a sospechar que pueden ser galaxias extremadamente densas, compuestas por hasta 100 mil millones de estrellas; es decir, tendrían casi el mismo número de estrellas que la Vía Láctea, que es una galaxia mucho más grande. Si este es el caso, quizás estas galaxias sean algunos de los entornos estelares más densos del universo, algo tan extremo que los astrónomos ni siquiera saben exactamente si podría existir.

Por otro lado, estas galaxias tienen claros signos de agujeros negros supermasivos en sus centros. El problema es que, si están ahí, estos objetos deben ser prácticamente tan masivos como la propia galaxia. Por lo tanto, objetos como este se denominan “agujeros negros demasiado masivos”, ya que desafían la proporción de masa que suele observarse en las galaxias.

Y, después de todo, ¿cómo podemos desentrañar el misterio de la naturaleza de estos puntos lejanos y antiguos? El telescopio James Webb, así como otros observatorios especializados en rayos X, deberían ayudar en la misión. Por ejemplo, si nuevos datos revelaran señales de rayos X, ondas de radio o infrarrojos en la región donde se supone que están los agujeros negros, los astrónomos podrían concluir en última instancia que la primera hipótesis es la correcta. Por lo tanto, debemos esperar más observaciones.

Fuente: LiveScience

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