Un asteroide en forma de cigarro podría ayudar a los expertos a buscar extraterrestres

El descubrimiento del asteroide en forma de cigarro el año pasado ayudará a los investigadores a buscar vida alienígena en partes distantes del universo, declararon los científicos.
Contenido
Se cree que la extraña roca espacial en forma de cigarro ha estado vagando entre las estrellas durante cientos de millones de años y es el primer objeto extraño en nuestro sistema solar en ser visto.
El asteroide ha sido apodado Oumuamua y tiene unos 400 metros de largo y es de color rojo oscuro.
Fue visto por el telescopio Pan-STARRS1 en Hawaii el 19 de octubre de 2017, viajando a unos 95.000 kilómetros por hora.
Los investigadores que usaron el telescopio Murchison, a unas 800 millas al norte de Perth, Australia, que está compuesto por miles de antenas, pudieron examinar las señales que emitió el asteroide.
Los expertos pudieron deducir que el asteroide no era realmente un objeto alienígena, analizando las señales.
Sin embargo, el uso de esta tecnología en el futuro permitirá a los expertos rastrear a los extraterrestres y eventualmente comunicarse con ellos utilizando la tecnología de radio.
El profesor Steven Tingay, de la Universidad Curtin, dijo: «Si existen civilizaciones avanzadas en otras partes de nuestra galaxia, podemos especular que podrían desarrollar la capacidad de lanzar naves espaciales sobre distancias interestelares y que estas naves espaciales podrían utilizar ondas de radio para comunicarse.
«Mientras que la posibilidad de esto es extremadamente baja, posiblemente incluso cero, como científicos es importante que evitemos la autocomplacencia y examinemos las observaciones y evidencias sin sesgos.»
«Oumuamua nos ha dado una interesante oportunidad para expandir la búsqueda de inteligencia extraterrestre desde objetivos tradicionales como estrellas y galaxias hasta objetos mucho más cercanos a la Tierra.
«Esto también permite la búsqueda de transmisores que son de muchos órdenes de magnitud menos poderosos que los que serían detectables desde un planeta orbitando incluso las estrellas más cercanas.»
Los científicos creen que los objetos interestelares entran en nuestro sistema solar aproximadamente una vez al año, pero son difíciles de detectar porque son muy débiles.
El análisis de la roca sugiere que tiene un alto contenido de metal, pero carece de agua y hielo.