Civilizaciones Antiguas

Templo del dios maya de la muerte, también conocido como «El Apestoso», hallado en México

Los arqueólogos del sur de México han descubierto un antiguo complejo palaciego que parece haber estado dedicado a un aterrador dios maya de la muerte que gobernaba un reino infernal, pero que también era el dios de los pedos. Conocido como Ah Puch o Cizin, el nombre de la monstruosa deidad se ha traducido como «hedor», «flatulencia» y «El Apestoso».

El descubrimiento se produjo durante la construcción de una estación de tren cerca del antiguo sitio maya de Calakmul, que fue una de las ciudades-estado precolombinas más grandes y poderosas que existieron en las tierras bajas mayas. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, el complejo probablemente estaba asociado con un asentamiento más pequeño llamado Balamkú, que habría estado muy influenciado por Calakmul.

En un comunicado, el INAH describe el hallazgo y señala que el complejo probablemente data del Periodo Clásico Temprano, que duró aproximadamente entre los años 250 y 600 d.C. Entre las estructuras más notables presentes en el sitio se encuentra un pequeño templo que los investigadores creen fue construido en honor al Viejo Apestoso.

Las excavaciones revelaron la presencia de una estructura circular en el interior del templo, en cuyo centro se encontraron numerosos restos humanos, incluidos dientes y fragmentos de cráneo. Junto a estos espeluznantes restos, los arqueólogos también encontraron una estatua de piedra caliza de Ah Puch de 25 centímetros de alto.

Se creía que Ah Puch, el dios de la muerte y la destrucción, reinaba sobre un nivel dentro del inframundo maya, conocido como Xibalbá, que se traduce aproximadamente como “el lugar del terror”. Según la leyenda, la terrible deidad era responsable de quemar las almas de los muertos, comenzando por la boca y el ano por alguna razón.

Para dar más detalles sobre el nuevo descubrimiento, el INAH explica que la estatua representa a Ah Puch con un “gran falo” y un cráneo deformado. La figura también parece llevar una máscara de calavera, un adorno nasal y un peto, de acuerdo con la representación habitual del dios de la muerte.

La presencia de esta escultura indica claramente que el templo estaba destinado a ser un lugar de veneración ritual a la divinidad flatulenta. Uno sólo puede imaginarse cómo debía oler allí cuando el lugar estaba en uso.

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