Se explica la explosión de una estrella que confundió a los astrónomos
Una de las estrellas del sistema binario FU Orionis ha intrigado a los astrónomos durante casi un siglo, pero es posible que su misterio finalmente haya llegado a su fin. Un nuevo estudio ha presentado una posible explicación para el extraordinario aumento del brillo de la estrella durante la década de 1930.
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Ubicado en la constelación de Orión, el sistema FU Orionis es una estrella variable (las binarias se ven como un solo objeto en el cielo) en la constelación de Orión. En 1937, su magnitud aparente aumentó de 16,5 a 9,6 (cuanto menor es el número, más brillante), y desde entonces ronda los 9.
La magnitud de las estrellas se mide en una escala logarítmica, por lo que la diferencia entre 16,5 y 9,6 es muy grande; más concretamente, el brillo ha aumentado unas mil veces. Este comportamiento se espera en estrellas próximas a morir, pero este par es muy joven, se estima que tiene 2 millones de años.
El fenómeno nunca se había observado en estrellas jóvenes, pero los científicos pronto encontraron otros ejemplos similares y crearon una nueva clasificación: estrellas FUou. Brillan repentinamente debido a la interacción gravitacional con la energía de su entorno y regresan a su brillo normal mucho más tarde.
Sin embargo, aún no se sabe exactamente cómo y por qué les sucede esto a estas estrellas, pero el nuevo estudio puede haber encontrado la respuesta. “Por primera vez tenemos evidencia observacional directa del material que alimenta sus erupciones”, explica Antonio Hales, científico del Observatorio Nacional de Radioastronomía y autor principal del estudio.
En 2023, un estudio sugirió que la estrella está devorando a uno de los planetas en su órbita, proceso que habría aumentado su tamaño. Las capas exteriores del planeta se habrían roto y, en apenas 300 años, el planeta sería devorado por la estrella. Sin embargo, el nuevo estudio propone otra hipótesis.
Las observaciones del equipo revelaron una corriente larga y estrecha de gas monóxido de carbono que se dirigía hacia la estrella, un tipo de estructura que recuerda a algo más grande que alguna vez existió allí. Luego, los astrónomos utilizaron diferentes configuraciones de antena en el telescopio ALMA para capturar las emisiones y modelar por computadora el flujo de masa.
Para los autores, el aumento de brillo se debió a la interacción gravitacional de la estrella con un gran flujo de gas en el pasado. Con esto, encontraron salidas de monóxido de carbono más lentas. Sin embargo, esta vez no se trataba de algo asociado con la explosión de 1937, sino que se parecía a los flujos alrededor de objetos protoestelares, es decir, estrellas en formación.
Utilizaron modelos numéricos para determinar la masa y la tasa de transferencia del flujo, buscando determinar cuánto gas se necesitaría para proporcionar suficiente energía para que FU Orionis tuviera un aumento tan impresionante en brillo durante casi 100 años.
Los resultados sugieren que este material extra es lo que queda de la envoltura protoestelar, es decir, el gas de la nube molecular donde nació el par binario FU Orionis. Las estrellas nunca consumen todo el gas de su “guardería”, sino que lo convierten en un disco de acreción donde se pueden formar planetas.
Si este resultado es correcto, entonces todas las estrellas recién formadas podrían sufrir explosiones similares a FU Orioni. Además, los astrónomos tendrán para sus modelos otra pieza importante del proceso de crecimiento y evolución estelar.
Fuente: NRAO