Civilizaciones Antiguas

Radiografía de la pirámide de Kukulcán

El objetivo principal es capturar imágenes del interior del monumento mediante el uso de detectores de rayos cósmicos, con el fin de verificar la posible existencia de cámaras ocultas.

El templo de Kukulkán, también conocido como “El Castillo”, representa una edificación prehispánica ubicada en la península de Yucatán, en el actual estado del mismo nombre. Construido en el siglo XII d.C. por los mayas itzá en su capital, Chichén Itzá, este monumento presenta una estructura piramidal, compuesta por nueve niveles, cuatro fachadas principales, cada una adornada con una escalera central, así como una plataforma superior culminada por un pequeño templo.

Dentro de este complejo se veneraba a la deidad Kukulcán, también conocida como “serpiente emplumada” en lengua maya yucateca, descrita como quien “descendió del cielo para recibir oraciones, vigilias y ofrendas” (Relación de las cosas en Yucatán, Diego de Landa, 1566). Ahora, son los rayos cósmicos los que, provenientes del firmamento, permitirán la exploración pionera de este antiguo monumento.

Los rayos cósmicos que llegan a nuestro planeta desde el universo están compuestos predominantemente, alrededor del 90%, de núcleos de hidrógeno o protones. Esta forma de radiación transporta una energía tan intensa que, cuando llega a la atmósfera terrestre, desencadena la formación de otras partículas. Inicialmente aparecen piones, que se degradan rápidamente dando lugar a muones.

“Estas últimas son partículas penetrantes que componen la radiación cósmica, cargadas eléctricamente y más abundantes, que caen sobre la superficie terrestre”, describió Arturo Menchaca Rocha, investigador y exdirector del Instituto de Física de la UNAM.

»

La Pirámide de Kukulkán, también conocida como El Castillo.

En resumen, los muones son partículas elementales cargadas que se originan en el espacio exterior debido a colisiones atmosféricas. A diferencia de otras partículas, como los neutrinos, los muones tienen la capacidad de ser detectados y contabilizados en una zona concreta, midiendo tanto la frecuencia como la energía con la que se observan.

“A energías muy altas, hay uno por kilómetro cuadrado por año; a bajas energías hay muchos. De hecho, a nivel del mar, cada minuto pasa un muón por la zona de una de nuestras uñas”, explicó Edmundo García Solís, de la Universidad Estatal de Chicago (CSU), EE.UU., donde se instalará el detector de muones que se instalará en El Se está desarrollando Castillo de Yucatán.

Si se analiza una pirámide y se detecta alguna irregularidad, esto indica un cambio en la densidad de la estructura del edificio, ya sea por más o menos material, por la presencia de una cámara o un vacío, por ejemplo. En este contexto, es más probable que las partículas atraviesen esta región. Ésta es la esencia de la técnica.

El detector, según explica el profesor del CSU, está compuesto de plástico brillante que emite una señal luminosa cada vez que un muón lo atraviesa. Esta señal electrónica luego se digitaliza y se convierte en datos, que se almacenan en una computadora y se transmiten a través de Internet a las universidades que participan en el estudio, como parte del proyecto internacional NAUM.

El dispositivo está formado por tres planos construidos con barras triangulares, de modo que cada muón cruza tres puntos que delimitan una línea recta, revelando así la dirección de la señal.

El equipo de investigación realizó cuatro visitas a Chichén Itzá, donde escanearon con láser la pirámide para obtener sus dimensiones precisas y una representación exacta; tomó medidas de la densidad de los materiales utilizados en su construcción; probó el tamaño del detector en los túneles utilizando un modelo como referencia; realizó reemplazos en la instalación eléctrica; comprobó la conectividad a Internet y la transmisión de datos; y realizó mediciones de las condiciones ambientales, considerando una humedad constante del 100% y una temperatura de 26 grados centígrados.

Crédito: Edmundo García.
Crédito: Edmundo García.

“Tenemos previsto colocar dos detectores, uno en cada túnel sería lo ideal, aunque será necesario apuntalar uno de ellos, que colapsó cuando fue excavado en el pasado por arqueólogos”, dijo García Solís.

O cientista da CSU reconheceu o papel da UNAM no projeto, pois além de ser responsável pela estrutura mecânica e pelo suporte do detector – que será inclinado e girará para cima, como se fosse um telescópio orientado em diferentes direções – “é ela que nos ancora en Mexico. Es fundamental que en el equipo participen instituciones mexicanas y el aporte de esta universidad es muy importante”.

Arturo Menchaca y Edmundo García.  Crédito: Francisco Parra.
Arturo Menchaca y Edmundo García. Crédito: Francisco Parra.

Antes de ser desplegado en Chichén Itzá, el detector será sometido a pruebas en las instalaciones del Instituto de Física. El objetivo es recopilar datos para «visualizar» el acelerador de partículas de 5,5 MeV del instituto, utilizando muones para atravesar el hormigón del edificio. Posteriormente, el detector será transportado al sitio arqueológico maya. Una vez operativo, el análisis detallado de El Castillo tardará meses en completarse, informaron los investigadores.

Vía: Planeta Misterio.

Facebook Comments Box

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba