¿Qué esperar del futuro de la exploración lunar?

El ser humano estuvo por última vez en la Luna en 1972 con la misión Apolo 17. Desde entonces, la Unión Soviética, China, India y Japón han enviado sus misiones a nuestro satélite natural. Mientras la NASA se prepara para llevar nuevos astronautas al suelo lunar, Aparna Venkatesan, astrónoma de la Universidad de San Francisco, nos invita a ejercitar nuestra imaginación: ¿cómo serán la humanidad y la Luna en la década de 2040?
La fecha no fue elegida por casualidad: cada 18,6 años se produce el lunisticio, cuando la Luna alcanza sus puntos máximos al norte y al sur. Actualmente nos acercamos al período de la gran lunisticidad más reciente, que se estima ocurrirá entre 2024 y 2025. Dos de ellas han ocurrido desde el Apolo 17.
Hoy podemos decir que hay una nueva carrera lunar en marcha, y esta vez impulsada por la exploración de los recursos lunares, junto con demostraciones de poder militar en el espacio. De hecho, la influencia humana sobre la Luna desde la década de 1960 ha sido tan grande que los historiadores sostienen que nuestro satélite natural se encuentra en una nueva fase de su historia geológica.
En esta etapa, la acción humana sobre la superficie lunar superará la tasa de cambio causada por influencias naturales, como los impactos de meteoritos. Por lo tanto, cuando los próximos astronautas estén allí, probablemente visitarán la Luna durante el llamado Antropoceno Lunar.
El nombre es una referencia al Antropoceno de la Tierra, una época geológica que destaca los impactos humanos en el planeta. Cada vez más, esos impactos también incluyen el entorno espacial cercano, que se ha transformado en las últimas siete décadas; según la Agencia Espacial Europea, el número de objetos que orbitan alrededor de la Tierra se ha duplicado desde 2015.
No es difícil imaginar que a la Luna le acabe sucediendo algo parecido: la acumulación de objetos en su órbita y la contaminación de las radiofrecuencias son algunas de las consecuencias de la nueva carrera espacial lunar, que recuerda mucho a los efectos observados en nuestro planeta. .
También vale la pena recordar que, además de brindar oportunidades para estudios científicos, la Luna representa significados importantes para diferentes culturas y religiones. Sin embargo, algunas prácticas del sector privado y estatal violan estas creencias; las comunidades indígenas, por ejemplo, se han pronunciado en contra del envío de restos humanos a la Luna por violar sus creencias.
“A medida que surgen más iniciativas de exploración lunar, debemos preguntarnos: ¿protegeremos de manera responsable y sostenible la capacidad de las generaciones futuras de practicar tradiciones científicas y culturales en la Luna, cerca de ella o en relación con ella? ¿Y seremos capaces de desarrollar una ética para los alunizajes?”, se pregunta el astrónomo. Para saberlo, debemos esperar y observar cómo se desarrollan las próximas misiones lunares.
Fuente: Vía: Space.com