Civilizaciones Antiguas

¿Por qué desaparecieron los mayas sin dejar rastros? La verdad sobre el misterio de una civilización milenaria

Los mayas fueron una de las culturas más avanzadas y fascinantes de la historia de la humanidad. Durante más de 18 siglos, dominaron buena parte de Mesoamérica, desarrollando una escritura jeroglífica, una astronomía precisa, una arquitectura monumental y una religión compleja.

Sin embargo, alrededor del siglo IX d.C., su civilización entró en un periodo de decadencia y colapso, que ha generado numerosas teorías y especulaciones. ¿Qué pasó con los mayas? ¿Desaparecieron sin dejar rastros? ¿Qué factores contribuyeron a su caída?

En este artículo, intentaremos responder a estas preguntas, basándonos en las evidencias arqueológicas, históricas y científicas disponibles.

El mito de la desaparición de los mayas

Lo primero que hay que aclarar es que los mayas no desaparecieron por completo, sino que sufrieron una transformación cultural y política, que implicó el abandono de muchas de sus antiguas ciudades y el surgimiento de nuevos centros de poder.

Los mayas actuales son los descendientes directos de aquellos antiguos habitantes, y conservan gran parte de su lengua, su arte, su cosmovisión y sus tradiciones.

Se estima que hay más de 6 millones de mayas viviendo en México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, y que constituyen la segunda etnia indígena más numerosa de América Latina.

El mito de la desaparición de los mayas se originó en el siglo XIX, cuando los exploradores y arqueólogos europeos redescubrieron las ruinas de sus impresionantes ciudades, como Palenque, Tikal o Chichén Itzá, y se preguntaron qué había ocurrido con sus constructores.

Algunos de ellos, influidos por el racismo y el colonialismo de la época, no quisieron reconocer que los mayas actuales fueran los herederos de aquella civilización, y los consideraron como “degenerados” o “rémoras” del pasado.

Otros, en cambio, se dejaron llevar por la imaginación y la fantasía, y propusieron todo tipo de hipótesis extravagantes, como que los mayas habían sido abducidos por extraterrestres, que habían sido víctimas de una maldición divina, o que habían emigrado a otro continente.

Estas ideas, que carecen de rigor científico y de respeto por la cultura maya, han sido alimentadas por el cine, la literatura, los medios de comunicación y algunas corrientes pseudocientíficas, que han explotado el interés y la curiosidad del público por el misterio maya.

Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y fascinante que la ficción, y requiere de un análisis serio y multidisciplinario para comprenderla.

Los factores del colapso maya

Los mayas no fueron una civilización homogénea y estática, sino que experimentaron diversos procesos de cambio y adaptación a lo largo de su historia. Los especialistas suelen dividir su cronología en tres grandes periodos: el Preclásico (2000 a.C.-250 d.C.), el Clásico (250-900 d.C.) y el Posclásico (900-1524 d.C.).

Cada uno de estos periodos se caracterizó por tener diferentes formas de organización política, social, económica y religiosa, así como distintos grados de desarrollo cultural y tecnológico.

El periodo que más ha llamado la atención de los investigadores es el Clásico, que coincide con el apogeo de la civilización maya. Durante este periodo, se construyeron las grandes ciudades-estado, que rivalizaban entre sí por el control del territorio, los recursos y el prestigio.

Estas ciudades estaban gobernadas por reyes divinos, que se legitimaban mediante el linaje, la guerra, el ritual y el arte. Los mayas del Clásico alcanzaron notables logros en campos como la matemática, la astronomía, la escritura, la escultura, la pintura y la cerámica.

También desarrollaron una agricultura intensiva, basada en el cultivo del maíz, el frijol, la calabaza y el chile, que les permitió sostener una población de varios millones de habitantes.

Sin embargo, alrededor del siglo IX d.C., se produjo un fenómeno conocido como el colapso maya, que implicó el abandono de muchas de las ciudades del Clásico, especialmente en las tierras bajas del sur, que abarcan los actuales estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo en México, y los departamentos de Petén, Izabal, Alta Verapaz y Quiché en Guatemala.

Este colapso no fue repentino ni uniforme, sino que se dio de manera gradual y diferenciada, según las regiones y las circunstancias. Tampoco significó el fin de la cultura maya, sino que dio paso a una nueva etapa, el Posclásico, en la que surgieron nuevos centros de poder, como Chichén Itzá, Mayapán, Tulum, Uxmal y Cobá en el norte, y Q’umarkaj, Iximché, Zaculeu y Utatlán en el altiplano.

¿Qué causó el colapso maya? Esta es una pregunta que ha generado un intenso debate entre los especialistas, y que no tiene una respuesta única ni definitiva.

Sin embargo, se han propuesto varios factores que, de manera combinada o aislada, pudieron haber contribuido a la crisis y el cambio de la civilización maya. Estos factores son:

  • La superpoblación y la sobreexplotación de la tierra. Se estima que la población maya del Clásico llegó a alcanzar entre 10 y 15 millones de habitantes, lo que generó una gran presión sobre los recursos naturales, especialmente el suelo, el agua y la madera.

Los mayas practicaban una agricultura intensiva, que implicaba la tala y quema de grandes extensiones de selva para sembrar maíz y otros cultivos. Esto provocó la deforestación, la erosión, la pérdida de fertilidad y la alteración de los ciclos hidrológicos.

Además, el aumento de la demanda de alimentos y bienes de prestigio por parte de las élites, que vivían en las ciudades, obligó a los campesinos a incrementar su producción y a pagar altos tributos, lo que generó desigualdad, pobreza y descontento social .

  • La guerra endémica. Los mayas del Clásico no formaban un imperio unificado, sino que estaban organizados en ciudades-estado independientes, que competían entre sí por el dominio político, económico y religioso.

La guerra era una actividad frecuente y ritualizada, que servía para capturar prisioneros, obtener recursos, expandir territorios, demostrar poder y reforzar la ideología. Sin embargo, la guerra también tenía un costo elevado, tanto en términos humanos como materiales, y podía desestabilizar el orden social y político.

Algunas ciudades, como Tikal, Calakmul, Dos Pilas o Copán, sufrieron derrotas catastróficas, que minaron su autoridad y su prestigio, y provocaron rebeliones, migraciones y abandonos .

  • La sequía prolongada. Los mayas dependían en gran medida del agua de lluvia para abastecerse y regar sus cultivos.

Sin embargo, entre los siglos VIII y X d.C., se registraron varios episodios de sequía severa y prolongada, que afectaron a las tierras bajas del sur, donde se concentraba la mayor parte de la población maya.

Estas sequías fueron causadas por cambios climáticos naturales, como el fenómeno de El Niño, y por la deforestación provocada por la actividad humana.

La falta de agua redujo la producción agrícola, aumentó el riesgo de hambruna, enfermedad y muerte, y debilitó la legitimidad de los gobernantes, que la falta de agua debilitó la legitimidad de los gobernantes, que no pudieron cumplir con su papel de intermediarios entre los dioses y los humanos, y que perdieron el apoyo y la confianza de sus súbditos.

Esto provocó una crisis política y social, que se tradujo en rebeliones, conflictos y migraciones. Algunos mayas abandonaron sus ciudades y se trasladaron a otras regiones, donde buscaron nuevas oportunidades y formas de vida.

Otros mayas permanecieron en sus ciudades, pero se adaptaron a las nuevas condiciones ambientales y culturales, y adoptaron nuevas prácticas e influencias.

  • La crisis ideológica y religiosa. Los mayas del Clásico tenían una visión del mundo basada en el orden, el equilibrio y la armonía entre los seres humanos, la naturaleza y los dioses.

Los gobernantes mayas se consideraban descendientes y representantes de los dioses en la tierra, y tenían la responsabilidad de mantener el orden cósmico mediante el cumplimiento de los rituales, el calendario, la escritura y la guerra.

Sin embargo, la combinación de los factores anteriores (la superpoblación, la sobreexplotación, la guerra y la sequía) generó una situación de caos, desorden y sufrimiento, que puso en duda la eficacia y la legitimidad de los gobernantes y de su ideología.

Esto provocó una pérdida de confianza y de fe en el sistema político y religioso, y un aumento de la disidencia, la resistencia y la innovación.

Estos son algunos de los factores que pudieron haber influido en el colapso maya, pero no son los únicos ni los definitivos.

Cada ciudad, cada región y cada momento histórico tuvo sus propias circunstancias y dinámicas, que determinaron su destino.

Además, el colapso maya no fue el final de la historia, sino el inicio de una nueva etapa, en la que los mayas se adaptaron, se transformaron y se resistieron a los cambios y a las amenazas externas, como la invasión española, la colonización, la independencia, la revolución y la globalización.

Los mayas no desaparecieron sin dejar rastros, sino que dejaron un legado cultural, histórico y humano que perdura hasta nuestros días.

Las preguntas más frecuentes sobre los mayas

A continuación, responderemos algunas de las preguntas que suelen hacerse las personas sobre los mayas, basándonos en las fuentes más confiables y actualizadas.

  • ¿Qué significa la palabra maya?

La palabra maya proviene del idioma maya yucateco, y significa “nosotros” o “nuestra gente”. Los mayas se autodenominaban así para distinguirse de otros pueblos, como los mexicas, los toltecas o los españoles. Sin embargo, los mayas no formaban una nación o una etnia única, sino que se dividían en varios grupos lingüísticos, culturales y políticos, que a su vez se subdividían en clanes, linajes y familias. Algunos de estos grupos son los quichés, los cakchiqueles, los tzutujiles, los mames, los lacandones, los chortís, los itzáes, los mopanes, los k’iche’an, los cholanes, los yucatecos, los huastecos y los chontales.

  • ¿Qué idioma hablaban los mayas?

Los mayas hablaban una familia de idiomas llamada mayense, que se originó hace unos 5 mil años en el norte de Mesoamérica. Esta familia se fue diversificando y ramificando en varios idiomas, que a su vez se fueron diferenciando en dialectos y variantes. Se estima que hay más de 30 idiomas mayas vivos, que se hablan en México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, y que tienen entre 6 y 8 millones de hablantes. Algunos de estos idiomas son el quiché, el cakchiquel, el tzutujil, el mam, el chortí, el itzá, el mopán, el k’iche’an, el chol, el chontal, el yucateco y el huasteco.

Los mayas también desarrollaron una escritura jeroglífica, que consistía en un sistema mixto de signos fonéticos y logográficos, que representaban sonidos y conceptos. Esta escritura se usaba para registrar la historia, la religión, la astronomía, la matemática y la literatura de los mayas, y se plasmaba en monumentos, estelas, altares, paneles, vasijas, códices y otros soportes. La escritura maya se originó alrededor del siglo III a.C., y se mantuvo en uso hasta el siglo XVI d.C., cuando fue prohibida y destruida por los españoles. Sin embargo, algunos mayas lograron conservar y transmitir su escritura, y en la actualidad se ha logrado descifrar gran parte de ella gracias al trabajo de lingüistas, epigrafistas, historiadores y arqueólogos.

  • ¿Qué religión tenían los mayas?

Los mayas tenían una religión politeísta, es decir, que creían en la existencia de varios dioses, que se manifestaban en diferentes aspectos de la naturaleza, la vida y la muerte. Algunos de estos dioses eran Itzamná, el dios creador y señor del cielo; Ixchel, la diosa de la luna, el agua y la fertilidad; Kukulkán, el dios de la serpiente emplumada y el viento; Chaac, el dios de la lluvia y el rayo; Ah Puch, el dios de la muerte y el inframundo; y Bolon Tzacab, el dios del maíz y la agricultura.

Los mayas también creían en la existencia de un orden cósmico, que se regía por ciclos temporales y espaciales, que se representaban mediante el calendario, la astronomía y la numeración. Los mayas usaban dos tipos de calendario: el tzolkin, de 260 días, que se basaba en la combinación de 13 números y 20 nombres de días, y que se usaba para fines religiosos y rituales; y el haab, de 365 días, que se basaba en 18 meses de 20 días más 5 días adicionales, y que se usaba para fines agrícolas y civiles. Además, los mayas usaban el calendario de cuenta larga, que medía el tiempo desde el inicio de la creación, que según ellos ocurrió el 13 de agosto del 3114 a.C. Este calendario se usaba para registrar los acontecimientos históricos y las profecías.

Los mayas practicaban diversos rituales para comunicarse con los dioses, pedirles favores, agradecerles sus beneficios o aplacar su ira. Estos rituales incluían ofrendas, sacrificios, danzas, cantos, juegos, peregrinaciones, ayunos y abstinencias. Los mayas también practicaban el sacrificio humano, que consistía en ofrecer la sangre y el corazón de una persona a los dioses, como una forma de alimentarlos y honrarlos. Los sacrificados solían ser prisioneros de guerra, esclavos, criminales o niños, y se les mataba mediante decapitación, extracción del corazón, flechamiento, ahogamiento o arrojamiento a cenotes o pozos sagrados.

  • ¿Qué comían los mayas?

Los mayas tenían una dieta basada principalmente en el maíz, que era el alimento sagrado y el sustento de su civilización. El maíz se consumía de diversas formas, como tortillas, tamales, atoles, pozoles y pinol. El maíz se complementaba con otros productos agrícolas, como el frijol, la calabaza, el chile, el tomate, el aguacate, el cacao, la vainilla, el algodón y el tabaco. Los mayas también cazaban, pescaban y recolectaban animales y plantas silvestres, como el venado, el jabalí, el armadillo, el mono, el pavo, el pato, el conejo, el pez, el camarón, la tortuga, el caracol, la miel, la fruta, la semilla y la flor. Los mayas bebían principalmente agua, pero también preparaban bebidas fermentadas, como el balché, el saká y el pozol, que se usaban para fines ceremoniales y recreativos.

  • ¿Cómo se vestían los mayas?

Los mayas se vestían con prendas de algodón, que teñían con tintes naturales de diversos colores. Las prendas básicas eran el huipil, una blusa rectangular con un agujero para la cabeza, que usaban las mujeres; y el patí, una falda larga que se sujetaba con un cinturón, que usaban los hombres. Los mayas también usaban mantas, capas, ponchos, sombreros, sandalias y joyas, que variaban según el clima, la ocasión y el estatus social. Por ejemplo, los reyes y los nobles usaban prendas más elaboradas y adornadas, que mostraban su riqueza y su poder. Los mayas también se adornaban el cuerpo con pinturas, tatuajes, perforaciones y escarificaciones, que expresaban su identidad, su pertenencia y su devoción.

  • ¿Cómo se organizaban los mayas?

Los mayas se organizaban en diferentes niveles de complejidad política, social y económica, según el periodo histórico y la región geográfica. En el Preclásico, los mayas vivían en aldeas dispersas, que se agrupaban en pequeños señoríos o cacicazgos, que a su vez se aliaban o se enfrentaban con otros. En el Clásico, los mayas vivían en ciudades-estado, que se constituían en reinos o dinastías, que se disputaban el poder y el prestigio con otros. En el Posclásico, los mayas vivían en confederaciones o ligas, que se formaban por la unión de varias ciudades-estado, que se defendían o se sometían a otros.

Los mayas tenían una sociedad estratificada, que se dividía en clases sociales, según el origen, la ocupación, la riqueza y el poder. Las clases sociales eran: los ahauob o reyes, que eran los gobernantes supremos y divinos de las ciudades-estado; los batabob o nobles, que eran los funcionarios, los sacerdotes, los guerreros y los artistas de las ciudades-estado; los ah chembal uinicoob o plebeyos, que eran los campesinos, los artesanos, los comerciantes y los esclavos de las ciudades-estado; y los aluxob o espíritus, que eran los seres sobrenaturales que habitaban la naturaleza y que podían ayudar o perjudicar a los humanos.

Los mayas tenían una economía basada en la producción, el intercambio y el consumo de bienes y servicios, que se regulaba por la oferta, la demanda y el valor. Los mayas producían bienes agrícolas, como el maíz, el frijol, la calabaza y el chile; bienes industriales, como el algodón, el jade, la obsidiana y la cerámica; y bienes de prestigio, como el cacao, la vainilla, el plumaje y el oro. Los mayas intercambiaban estos bienes mediante el trueque, el tributo y el comercio, que se realizaba a nivel local, regional e interregional, mediante redes de mercados, caravanas y navegación. Los mayas consumían estos bienes según sus necesidades, sus gustos y su estatus, y los usaban para fines utilitarios, ceremoniales y simbólicos.

Conclusión

Los mayas fueron una civilización milenaria, que se desarrolló en Mesoamérica durante más de 3 mil años, y que dejó un legado cultural, histórico y humano de gran valor y trascendencia.

Los mayas no desaparecieron sin dejar rastros, sino que se transformaron y se adaptaron a los cambios y a los desafíos de su historia.

Los mayas actuales son los herederos de aquella civilización, y conservan gran parte de su lengua, su arte, su cosmovisión y sus tradiciones. Los mayas merecen ser conocidos, respetados y valorados por su aporte a la humanidad, y por su capacidad de resistir, de crear y de vivir.

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