Phoenix: descubre el planeta que sobrevivió a la luz de su estrella
El exoplaneta TIC365102760 está tan expuesto a la radiación de su estrella que debería haberse convertido en un mundo rocoso y sin atmósfera. Un nuevo estudio dirigido por Sam Grunblatt, astrofísico de la Universidad Johns Hopkins, muestra que esto no es lo que sucedió: el planeta todavía tiene una nueva atmósfera gaseosa, desafiando lo que se sabe sobre la evolución planetaria en condiciones extremas.
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Debido a que el planeta sobrevivió a la radiación de la estrella, los investigadores lo llamaron, muy apropiadamente, Fénix en referencia al ave que renació de sus propias cenizas en la mitología griega. «Este planeta no está evolucionando como pensábamos. Parece tener una atmósfera mucho más grande y menos densa de lo que esperaríamos de estos sistemas», señaló Grunblatt.
Este “fénix planetario” es un Neptuno caliente, categoría que incluye exoplanetas similares al mundo helado de nuestro Sistema Solar a pesar de estar mucho más cerca de sus estrellas. En este caso, TIC365102760 es más pequeño, más antiguo y más caliente de lo que los científicos creían posible.
Con un tamaño equivalente a 6,2 veces el de la Tierra, el planeta tarda 4,2 días terrestres en completar una revolución alrededor de la estrella y está seis veces más cerca de ella que Mercurio del Sol. Su edad, alta temperatura y baja densidad del “Fénix”. “Hacer pensar a los científicos que la pérdida atmosférica fue más lenta de lo que debería haber sido.
“Es el planeta más pequeño que hemos encontrado jamás orbitando una de estas gigantes rojas y probablemente el planeta de menor masa orbitando una estrella gigante. [vermelha] Ya lo hemos visto”, añadió Grunblatt. «Por eso tiene un aspecto muy extraño. No sabemos por qué todavía tiene atmósfera, mientras que otros ‘Neptunos calientes’, que son mucho más pequeños y mucho más densos, parecen estar perdiendo la suya en ambientes mucho menos extremos», señaló.
Aunque la atmósfera resistió, el planeta no debería correr la misma suerte. Según el equipo, este mundo debería sobrevivir otros 100 millones de años; luego, iniciará un descenso en espiral hacia su estrella, y acabará destruida.
Los resultados podrían ayudar a los científicos a comprender mejor los procesos en las atmósferas de mundos como la Tierra. Por ejemplo, dentro de unos miles de millones de años el Sol se expandirá y se tragará nuestro planeta y otros mundos rocosos. Para el equipo, quizás TIC365102760 indique que la atmósfera terrestre evoluciona de forma diferente a la esperada.
El artículo con los resultados del estudio fue publicado en la revista. La revista astronómica.
Fuente: The Astronomical Journal, Universidad Johns Hopkins