Mimos | La luna de Saturno tendría un océano joven e inesperado debajo de la superficie
Otro estudio más sugiere que hay un océano debajo de la corteza helada de Mimas, la luna de Saturno. El descubrimiento fue realizado por científicos liderados por Valery Lainey, astrónomo del Observatorio de París, y podría acercar este satélite natural al grupo formado por Titán, Encelado, Europa y Ganímedes, que también parecen tener océanos subterráneos.
El descubrimiento del posible océano en Mimas sorprendió a los científicos porque podría cambiar significativamente lo que entendemos como lunas con océanos. A primera vista, Mimas (o “Estrella de la Muerte” debido a un gran cráter, que la hacía parecer la estación espacial de la franquicia Star Wars) no parece capaz de albergar un océano.
Aun así, los cálculos sugieren que dicha masa de agua se encuentra entre 20 y 30 kilómetros por debajo de la corteza helada que cubre Mimas, y parece haberse formado hace como máximo 25 millones de años. A pesar de haber permanecido oculto durante tanto tiempo, el océano parece contener solo la mitad del volumen de la luna.
Valéry Lainey quedó sorprendido por el descubrimiento. «Si se mira la superficie de Mimas, no hay nada que indique que se trate de un océano subterráneo. Este es, con diferencia, el candidato más improbable», afirmó. A pesar de ello, algunas de las peculiaridades orbitales de Mimas han despertado las sospechas de los astrónomos.
Estas características podrían explicarse bien por la presencia de un núcleo alargado cubierto de hielo, bien por un océano interno. Después de analizar miles de imágenes de la misión Cassini, Lainey y sus colegas reconstruyeron la rotación de la luna y su movimiento alrededor de Saturno.
No quedaron dudas. «No hay manera de explicar la rotación y órbita de Mimas con un interior rígido», añadió Lainey. «Definitivamente es necesario que exista un océano global sobre el cual la plataforma de hielo pueda deslizarse».
El artículo con los resultados del estudio fue publicado en la revista. Naturaleza.
Fuente: Naturaleza; Vía: The Guardian, Space.com