Las minilunas de la Tierra podrían revelar el origen del Sistema Solar
Las minilunas de la Tierra son pequeños cuerpos cósmicos, cuyas órbitas están parcialmente gobernadas por nuestro planeta (pero parcialmente gobernadas también por otros cuerpos). Los investigadores en el campo destacaron estas minilunas como candidatas potenciales para revelar información importante sobre el origen del Sistema Solar.
La proximidad de las minilunas a la Tierra es lo que las convierte en candidatas perfectas para esta exploración. Los científicos llevan mucho tiempo queriendo descubrir los secretos del Sistema Solar, objetivo que se ha puesto en práctica a través de varias misiones espaciales.
Debido a esta proximidad, viajar a minilunas y recolectar una muestra requeriría mucho menos tiempo y combustible que llegar a ciertos asteroides, como Bennu (protagonista de la misión OSIRIS REx de la NASA), donde los investigadores lograron encontrar agua y carbono.
En una entrevista con Ciencia vivaEl científico jefe de exploración de cuerpos pequeños de la NASA, Paul Abell, anunció que estos asteroides cercanos a la Tierra son como cápsulas del tiempo, es decir: “Nos dan indicaciones de cómo era el Sistema Solar primitivo y cuáles eran las condiciones”.
¿Qué son las minilunas?
Las minilunas son pequeños cuerpos celestes que orbitan temporalmente alrededor de la Tierra. Como sugiere su nombre, son demasiado pequeñas para clasificarlas como verdaderas lunas. Generalmente hablamos de asteroides o fragmentos de basura espacial capturados por la gravedad de la Tierra y mantenidos temporalmente en órbita.
Muchas minilunas pueden pasar desapercibidas, precisamente por su pequeño tamaño y sus órbitas a menudo irregulares e inestables.
¿Nos ayudarían las minilunas a comprender el Sistema Solar?
En la entrevista, Abell afirma que recolectar muestras de minilunas podría ayudar a mitigar algunos problemas importantes en la investigación actual de asteroides. Lo que pasa es que, en la mayoría de los casos, los científicos estudian trozos de asteroides que cayeron a la Tierra en forma de meteoritos, pero pueden resultar difíciles de analizar dependiendo de las condiciones en las que se encuentran.
El experto de la NASA señala que cuando tenemos un meteorito cayendo a la Tierra, éste ya está contaminado por la humedad y los gases de la atmósfera terrestre. Pero cuando se habla de moléculas orgánicas y agua, puede ser importante ir a la fuente y descubrir qué hay allí. “Por eso nos gustaría realizar estas misiones de retorno de muestras”, añade.
La NASA continuará estudiando las rocas y el polvo dentro de Bennu, y la misión inspira a los científicos que planifican las próximas fases de exploración cercana a la Tierra. Por lo tanto, el próximo destino más fácil podría ser una de las minilunas de la Tierra.
Fuente: NASA (1, 2), Live Science