Pocas estructuras han alimentado tantas teorías y enigmas como la Gran Esfinge de Guiza. Majestuosa, inmóvil y erosionada por milenios de viento del desierto, esta gigantesca escultura de más de 20 metros de altura es uno de los íconos más reconocibles del Antiguo Egipto. Pero no es solo su rostro lo que intriga: bajo sus patas delanteras se encuentra una cavidad que ha despertado el interés de arqueólogos, místicos y teóricos de lo oculto durante décadas.
La Esfinge y su entorno enigmático
Ubicada en la meseta de Guiza, la Esfinge está alineada con las pirámides y con eventos astronómicos que han llevado a pensar que su construcción no fue arbitraria. Se estima que fue esculpida hacia el 2500 a.C. durante el reinado de Kefrén, aunque algunos estudiosos sostienen que su erosión es mucho más antigua, lo que apuntaría a una fecha de origen previa al propio Egipto faraónico.
Pero más allá de su antigüedad, lo que más ha llamado la atención en las últimas décadas es una cavidad subterránea detectada bajo sus patas, lo que muchos han llamado “la cámara secreta bajo la Esfinge”.
El hallazgo del subsuelo: ciencia y controversia
En 1993, el geofísico Thomas Dobecki y el investigador John Anthony West realizaron un estudio con radar de penetración terrestre (GPR) alrededor de la Esfinge. Los resultados revelaron anomalías estructurales en el subsuelo: cavidades rectangulares y pasajes que parecían artificiales. Uno de ellos, particularmente, se ubicaba justo debajo de la Esfinge, entre sus patas delanteras.
Esta información fue retomada por Edgar Cayce, un místico estadounidense que décadas antes había profetizado que bajo la Esfinge se encontraba la “Sala de los Registros”, una biblioteca atlante que contendría el conocimiento perdido de una civilización anterior a Egipto.
Qué dice la egiptología oficial
Las autoridades egipcias, lideradas en ese momento por el egiptólogo Zahi Hawass, rechazaron las teorías más esotéricas y limitaron el acceso a estudios subterráneos posteriores. Según la versión oficial, la cavidad bajo la Esfinge es una cámara natural o posiblemente una cueva formada por la erosión del terreno, sin ningún indicio de intervención humana significativa.
Sin embargo, muchos críticos aseguran que el secretismo en torno al sitio ha contribuido a alimentar las sospechas. ¿Por qué no permitir exploraciones exhaustivas si no hay nada que ocultar?
Intentos frustrados de exploración
Numerosos equipos han solicitado permiso para explorar la cámara subterránea con técnicas no invasivas, pero pocos lo han conseguido. Uno de los estudios más recientes, realizado por la Universidad de Waseda (Japón), también detectó cavidades inusuales en el área, aunque los resultados fueron tratados con cautela por las autoridades egipcias.
Algunos investigadores creen que la cámara podría estar conectada a túneles más antiguos que se extienden por debajo de la meseta de Guiza, posiblemente vinculados a otras estructuras como el Templo del Valle o incluso la Gran Pirámide.
¿Qué podría haber debajo de la Esfinge?
Las hipótesis varían desde lo plausible hasta lo completamente extraordinario. Algunos arqueólogos creen que la cavidad podría ser una tumba sellada, una cámara de ritual o incluso un espacio de almacenamiento usado por los antiguos sacerdotes.
Los teóricos de lo oculto, en cambio, insisten en que se trata de una cámara sellada intencionalmente para proteger conocimientos antiguos, artefactos de civilizaciones desaparecidas o incluso evidencias de contacto con seres de otros mundos. Aunque estas ideas carecen de respaldo arqueológico directo, su persistencia en el imaginario colectivo demuestra lo poderosa que es la Esfinge como símbolo de lo desconocido.
¿Por qué tanto misterio?
Para muchos, el enigma no es la Esfinge en sí, sino la falta de voluntad para investigar a fondo. ¿Qué puede explicar décadas de negativa a abrir completamente una cámara que podría estar vacía? ¿Se teme lo que pueda encontrarse… o lo que no se encuentre?
El valor simbólico de la Esfinge es tal que cualquier descubrimiento en su interior cambiaría radicalmente nuestra comprensión de la historia antigua. Tal vez por eso, el misterio sigue intacto.
Una cámara que desafía la historia oficial
Hasta hoy, la cámara bajo la Esfinge permanece sin explorar públicamente. El lugar ha sido escaneado, pero no excavado. El acceso está restringido, y los informes oficiales han sido escasos y contradictorios.
En tiempos donde la historia se reescribe a la luz de nuevos descubrimientos, la Esfinge parece mantenerse como guardiana de secretos que no estamos listos para descubrir… o que alguien se niega a compartir.
Tal vez, bajo esa inmensa mirada de piedra, repose no solo una cavidad en el suelo, sino una grieta en nuestra comprensión de la antigüedad. Y cada día que pasa sin respuestas, la cámara secreta bajo la Esfinge se vuelve más misteriosa.