La búsqueda de libros del siglo XIX elaborados con arsénico
Los conservacionistas de libros se han dedicado a una misión delicada y crucial: identificar miles de libros del siglo XIX que presentan el raro y deseado pigmento “verde esmeralda”, creado con la peligrosa colaboración del arsénico.
Antes de la Revolución Industrial, los libros eran obras artesanales, meticulosamente encuadernadas en cuero, y su producción requería mucho tiempo y esfuerzo. Sin embargo, la invención de la tela para libros revolucionó la industria, haciéndola más asequible y fácil de fabricar.
Este cambio permitió el uso de pigmentos para dar a las portadas de los libros una estética más atractiva. El verde vibrante, conocido como verde París o verde esmeralda, se destacó como uno de los colores de telas para libros más populares a finales del siglo XIX.
Ningún otro pigmento rivalizaba con él en intensidad. A pesar de los informes de envenenamiento por arsénico en ese momento, la demanda masiva no impidió la producción a gran escala. Miles de estos libros permanecen en bibliotecas y colecciones privadas hasta el día de hoy.
La conservadora Melissa Tedone del Museo Winterthur de Delaware hizo un descubrimiento intrigante al examinar un libro verde publicado en 1857. Mientras realizaba reparaciones en el lomo y las tablas, notó que el pigmento verde se estaba pelando, un fenómeno inusual.
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La fragilidad de los pigmentos es conocida, pero se vuelve problemática cuando contienen ingredientes altamente tóxicos, como el arsénico.
La peculiaridad del “verde esmeralda” va más allá de su estética: cuando se les molesta, sus escamas y fragmentos invisibles pueden dispersarse en el aire y pueden ser inhalados. Además, pueden permanecer en manos de quienes manipulan estos libros, lo que plantea riesgos para la salud a largo plazo.
Aunque se necesita una cantidad significativa para causar daños irreparables, el arsénico puede provocar graves problemas gastrointestinales e incluso cáncer si se expone a largo plazo.
Ante esta amenaza silenciosa, Melissa Tedone inició el “Proyecto Libro Venenoso”, una iniciativa educativa para crear conciencia sobre los peligros de manipular libros teñidos de “verde esmeralda”. Las recomendaciones prácticas incluyen el uso de guantes de nitrilo al manipular estos libros y guardarlos en bolsas de polietileno aisladas.
Al hablar del proyecto, Tedone destaca que, hasta la fecha, no hay reportes de casos graves de enfermedades asociadas a estos libros. El principal objetivo es crear conciencia para prevenir tragedias derivadas de una manipulación involuntaria.
El conservador subraya: “No es motivo de pánico ni de descarte. Sólo queremos que la gente se tome esto en serio”.
Destacando la gravedad de la situación, el libro «Sombras de los muros de la muerte», que contiene muestras de papel tapiz pigmentado con arsénico, es reconocido como uno de los libros más mortíferos jamás publicados.
Este ejemplo histórico refuerza la urgente necesidad de acciones preventivas y de concientización sobre los posibles riesgos para la salud asociados con estas reliquias literarias del pasado.