La brutalidad de las incursiones vikingas
La era vikinga fue una época turbulenta marcada por feroces ataques y batallas brutales. Los guerreros vikingos eran enemigos brutales, endurecidos desde el principio por la caza y el entrenamiento con armas.
Blandían enormes lanzas de 10 pies y grandes escudos, lanzando flechas y lanzas a sus enemigos. Las líneas del frente de batalla estaban sumidas en un caos total, con cientos de guerreros enfrentándose entre sí en un frenesí de gritos y choques de acero.
Aunque a menudo se los retrataba incorrectamente con cascos con cuernos, los guerreros vikingos eran estrategas inteligentes. Los berserkers, que entraron en un frenético trance de batalla, lucharon con imprudente abandono.
Pero la mayoría de los vikingos llevaban armaduras prácticas, como cota de malla y cascos. Las doncellas de los escuderos lucharon junto a los guerreros, lanzando lanzas y resistiendo a los invasores.
La victoria podría traer botín y gloria. Pero para muchos, la derrota significó la muerte de un guerrero y el paso al Valhalla. La promesa del cielo y el honor en el más allá hizo que los guerreros vikingos no tuvieran miedo de aceptar su destino. Su espíritu inquebrantable y su destreza en la batalla los convirtieron en enemigos temidos en toda la Europa medieval.
Aunque brutales en sus incursiones, los vikingos eran más que simples bárbaros. Tenían una rica cultura y valoraban el coraje y la lealtad. Gran parte de su historia permanece envuelta en misterio y leyenda.
Pero su legado como navegantes experimentados, comerciantes y exploradores intrépidos es indiscutible. Y su destreza en la batalla es legendaria.
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