El esqueleto del «monje español» es el de una mujer azteca
Una investigación reciente realizada en el Palacio de Cortés, ubicado en Cuernavaca, México, reveló un importante error histórico que ha persistido durante 50 años. Durante todo este tiempo, se creyó erróneamente que un esqueleto expuesto en el palacio pertenecía a un monje español. Sin embargo, un nuevo análisis indicó que, de hecho, el esqueleto probablemente pertenecía a una mujer azteca.
El análisis más reciente del esqueleto revela que corresponde a una mujer de la tribu Tlahuica, comunidad azteca que estableció su reino y residencia real en el cerro Cuauhnáhuac.
El Palacio de Cortés sufrió importantes daños debido al fatal terremoto ocurrido en Puebla en septiembre de 2017. En respuesta a esta tragedia, se inició un proyecto de renovación para restaurar la estructura a su antiguo esplendor. Esta iniciativa incluyó una revisión del enterramiento situado cerca de la entrada, valorando su estado de conservación y una investigación histórica sobre la identidad del individuo allí enterrado.
Excavado en 1971, originalmente se creía que el entierro era el de Juan Leyva, un monje español que probablemente estaba interesado en aprender cómo ser monje franciscano, y que sirvió a la marquesa Juana de Zúñiga y Arellano, esposa de Hernán Cortés.
La identificación inicial se basó en un códice franciscano del siglo XVI, que describía el entierro de Leyva cerca de la puerta de la antigua residencia. Sin embargo, las discrepancias en las características esqueléticas, como la posición fetal en el momento del entierro y la modificación craneal, generaron dudas con respecto a la identificación.
Debido a esta conclusión aparentemente válida, la placa descriptiva que acompañó a la ventana arqueológica durante casi medio siglo decía: “Entierro encontrado in situ de un hombre con vértebras deformadas. Tradicionalmente se afirma que pudo ser el monje Juan Leyva, quien sirvió a la marquesa doña Juana de Zúñiga de Arellano, esposa de Hernán Cortés y habitante de ese palacio; sin embargo, por el tipo de postura, podría tratarse de un entierro indígena”.
Como lo señalaron anteriormente los antropólogos físicos, el arqueólogo Jorge Angulo había planteado la posibilidad de una reescritura de la historia.
Recientemente, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México dio a conocer los resultados de un nuevo análisis realizado por los antropólogos Pablo Neptalí Monterroso Rivas e Isabel Bertha Garza Gómez.
El análisis del esqueleto reveló que el individuo en cuestión era una mujer que tenía entre 30 y 40 años en el momento de su muerte. La presencia de aplanamiento craneal, la posición de enterramiento fetal y otros rasgos distintivos indicaban un origen indígena.
Los investigadores han sugerido que la mujer fue enterrada de manera ritual, posiblemente como parte de una serie de eventos, como sacrificios, durante la invasión española entre 1500 y 1521.
Jorge Angulo, arqueólogo del INAH, comentó sobre la relevancia de estos descubrimientos afirmando: “Está más relacionado con un entierro prehispánico, que podría pertenecer al periodo de contacto o anterior”.
Durante la investigación se descubrieron los restos de otras dos personas, un bebé y un niño, lo que plantea la posibilidad de una relación familiar. Los investigadores recomendaron realizar un estudio de ADN para comprender mejor estas relaciones.
El entierro de la mujer tlahuica cobra especial atención por su conexión con el Palacio de Cortés. Construido por los españoles en la década de 1520 sobre las ruinas de la ciudad azteca de Cuauhnáhuac, el palacio juega un papel importante en la historia de la región.
La ventana arqueológica, recientemente restaurada y marcada con una placa que designa el entierro como el de una “Mujer Tlahuica”, sirve como un conmovedor recordatorio del intrincado pasado profundamente arraigado en el sitio.