El demonio oculto y el arte de Sir Joshua Reynolds
En el mundo del arte, algunas obras logran trascender su propia época, dejando un legado que desafía las convenciones estéticas y suscita fervientes debates. Uno de esos casos intrigantes es el cuadro “La muerte del cardenal Beaufort” de Sir Joshua Reynolds, una obra del siglo XVIII que recientemente reveló un demonio oculto que ha intrigado a críticos y entusiastas del arte durante décadas.
Pintado en 1789, el cuadro “La muerte del cardenal Beaufort” es una interpretación visual de una escena de la obra “Enrique VI, Parte II” de William Shakespeare. La pintura representa al cardenal Beaufort, un personaje intrigante y hambriento de poder, en su agonía final.
Lo que lo hace notable es la presencia de una figura diabólica en las sombras, observando la escena con los colmillos a la vista.
La inclusión de este “demonio” en la obra generó polémica en su época. Algunos críticos cuestionaron la decisión de Sir Joshua Reynolds de representar explícitamente una criatura imaginaria en una pintura. Considerado uno de los más grandes pintores de su tiempo, Sir Joshua fue duramente criticado, y un crítico describió la figura como «demasiado ridícula y pueril para escapar de la censura».
La controversia persistió, con argumentos de que si bien en la literatura era aceptable introducir la idea de un demonio como algo en la mente de una persona, su representación visual en la pintura se consideraba demasiado literal.
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La obra se exhibió en la Galería Shakespeare en 1789 y generó más controversia que cualquier otra de la exposición. Los críticos afirmaron que la figura diabólica, con su presencia física, era inapropiada para los estándares artísticos de la época.
Varios amigos y comentaristas intentaron persuadir a Sir Joshua para que no incluyera la figura del demonio en la pintura, o incluso que la eliminara una vez terminada la obra. Sin embargo, la figura permaneció, desafiando las convenciones artísticas y despertando la curiosidad de las generaciones posteriores.
Con el paso de los años, la diabólica figura desapareció entre las sombras, debido a las sucesivas capas de pintura y barniz aplicadas por los restauradores. La incomprensión de la figura por parte de los primeros conservadores contribuyó a su deterioro, transformándola en pequeñas islas de pintura, casi invisibles.
Recientemente, después de una minuciosa restauración, el National Trust marcó la reaparición del diablo en la pintura en Halloween. Becca Hellen, conservadora nacional de pinturas del National Trust, destacó los desafíos enfrentados en la restauración, especialmente en el área alrededor del demonio, que se había convertido en un “lío de malas interpretaciones y múltiples capas de pintura”. La degradación de las capas de barniz con el paso de los años ha hecho que la figura sea aún menos visible.
El redescubrimiento del diablo en el cuadro de Sir Joshua Reynolds nos invita a reflexionar sobre la evolución de la apreciación artística a lo largo del tiempo.
Si bien los estándares estéticos pueden haber cambiado desde el siglo XVIII, esta figura diabólica se ha convertido en un testimonio de la audacia del artista al desafiar las convenciones de su tiempo. La controversia que generó sigue resonando, convirtiéndolo en una parte fascinante de la historia del arte.
La reaparición del diablo en “La muerte del cardenal Beaufort” nos recuerda la capacidad del arte para sorprendernos y provocar discusión, incluso siglos después de su creación.
Sir Joshua Reynolds dejó a la posteridad una obra que trasciende su tiempo, una obra que sigue provocando nuestra imaginación y nos desafía a repensar los límites de la expresión artística.