Misterios

Dioses del sacrificio: discapacidades físicas en el mito y la sociedad nórdica

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En la mitología nórdica, los temas de la discapacidad y el sacrificio estaban imbuidos de un profundo y arcano significado, que iluminaba la relación entre la existencia humana y lo divino. Los dioses nórdicos, formidables y sabios, no estaban exentos del sufrimiento y la pérdida; incluso el reino celestial estaba sujeto a la necesidad de afrontar pruebas para la salvación del equilibrio cósmico. En la vida de los nórdicos, la aceptación de las dificultades para una comunidad próspera era un privilegio divino. Dentro de esta cosmovisión mítica, las discapacidades y el acto de sacrificio no eran meros desafíos que había que superar, sino que se veneraban como elementos esenciales del honor, el crecimiento y la danza duradera entre el destino y la autodeterminación.

De mí a mí: Ofrendas en el pozo

Debajo de las raíces del árbol sagrado del mundo Yggdrasil se podían encontrar tres pozos. Uno de los tres, Mimisbrunnr, era el más enigmático de todos, otorgando gran sabiduría a quien bebiera de él. Mimir, el Recordador y guardián de los recuerdos, bebía de sus aguas vivificantes desde el principio de los tiempos. Era sabio más allá de toda medida, el único digno de poseer un pozo tan poderoso. Sin embargo, llegó un día en que un hombre mayor, alto e imponente, con una larga barba gris, envuelto en una capucha azul oscuro viajó a través de la peligrosa tierra de los gigantes para encontrarse con Mimir con la esperanza de obtener esta sabiduría.

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Mimir no estaba particularmente feliz de verlo, el pozo era suyo y solo suyo. Pero el viajero insistió, ofreciéndole cualquier cosa que el hombre sabio aceptara a cambio de un sorbo. Quedó decidido, Mimir pidió un ojo, y el viajero no dudó. Arrancó su ojo de la cuenca, lo hundió en el pozo, observando cómo se hundía mientras miraba hacia atrás. Un sorbo era todo lo que necesitaba. En un instante, todo se aclaró, la sabiduría y el conocimiento se arremolinaron en su cerebro, y su ojo singular vio más de lo que podrían ver dos ojos.

Ilustración de Odín en Sleipnir. (Dominio público)

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Imagen superior: Odín con sus dos cuervos, Huginn y Munninn. Fuente: Sunshower Shots / Adobe Stock

Por Jessica Nadeau

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