Civilizaciones Antiguas

Autómata Cisne Plateado de hace 250 años

Desde su creación en 1774, el autómata Silver Swan ha seguido siendo una maravilla mecánica extraordinariamente compleja, diseñada para impresionar a la realeza y a sus distinguidos invitados. Esta pieza, conocida también como el cisne de plata automata, simboliza la fusión entre arte y mecánica que caracterizaba la época.

El Encanto del Cisne Automata

El cisne automata se atribuye al talentoso joyero y empresario del siglo XVIII James Cox, quien ensambló esta obra maestra en el Museo Mecánico. El ingenioso mecanismo interno fue diseñado por el inventor John Joseph Merlin. El enorme cuerpo plateado repujado del cisne esconde tres intrincados mecanismos de relojería. Estos mecanismos controlan una caja de música, una piscina de cristal donde nadan peces plateados y los movimientos realistas del cuello y la cabeza del cisne. Al observar el Silver Swan en acción, es fácil olvidar que esta maravilla mecánica tiene más de dos siglos de historia.

“Observé al Cisne Plateado, que tenía una gracia vivaz en sus movimientos y una inteligencia vivaz en sus ojos; lo vi nadar tan cómoda y descuidadamente como si hubiera nacido en un pantano en lugar de en una joyería; lo vi atrapar un pez plateado bajo el agua, levantar la cabeza y realizar los elaborados movimientos habituales para tragarlo…” El novelista estadounidense Mark Twain escribió una vez sobre el cisne automata.

Con un peso de entre 25 y 30 kg, el cisne presenta una complejidad notable, compuesta por más de 700 componentes, sin incluir tornillos ni fijaciones. Con 99 hojas de plata, 113 anillos de plata para el cuello y 141 tallos de vidrio, el Silver Swan es una obra de arte finamente detallada.

El apogeo de su fama se produjo en la Exposición Internacional de París de 1867, donde sus movimientos realistas dejaron asombrados a los espectadores. Su precio, equivalente a 50.000 francos en aquel momento (más de 200.000 dólares estadounidenses en términos actuales), solidificó su posición como joya única. Cinco años después de su debut en París, los coleccionistas John y Josephine Bowes adquirieron la pieza por una décima parte del precio original y la incorporaron a su museo del mismo nombre.

Hoy en día, el cisne de plata automata sigue siendo la estrella del Museo Bowes, aunque empieza a dar signos de su avanzada edad. Según The Guardian, la curadora Vicky Sturrs revela que, aunque todavía funciona, el cuello del cisne requiere apoyo cuando está en movimiento. El museo sigue siendo optimista acerca de obtener la financiación necesaria para restaurar esta notable pieza de tecnología antigua.

El desafío actual radica en preservar no sólo la estética y la funcionalidad del Silver Swan, sino también su rica historia y significado cultural. A medida que nos adentramos en el siglo XXI, la preservación de estos tesoros mecánicos se vuelve crucial, asegurando que las generaciones futuras puedan presenciar la magnificencia de este cisne mecánico que ha encantado a la realeza y al público a lo largo de los siglos.

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